Psicóloga clínica y terapeuta especializada en adolescentes
Los adolescentes acceden cada vez a una edad más temprana a internet y a los teléfonos móviles. Esto incluye las redes sociales, dónde, según un estudio de la Universidad de Córdoba, se fomentan los cánones de belleza y los estereotipos. Los expertos del informe alertan de que las consecuencias se pueden derivar en trastornos alimenticios y baja autoestima. Silvia Villares, psicóloga especialista en jóvenes, habla del impacto de esto desde su ámbito.
Silvia Villares en su portal personal. Fuente: página web de la experta.
¿Qué franja de edad de los jóvenes suele tener más baja autoestima o tiende a ello?
Podríamos decir que la edad más vulnerable es cuando empezamos en la adolescencia, en la pubertad; 9 años en las chicas, y en los chicos alrededor de los 11 años. Ahí arranca lo que es la adolescencia, finaliza la etapa infantil y empieza la etapa adolescente.
Esos primeros años, el adolescente tiene cambios a nivel físico, emocional, social y a nivel cognitivo. De alguna forma son mucho más susceptibles de todas las influencias que tienen en el entorno. En su núcleo de referencia va tomando más peso lo social, los amigos, los influencers, las redes sociales, y se pierde un poco más la referencia de los padres. Por ello, podríamos decir que en estas edades de alguna forma va tener un impacto y una influencia muy grande lo que hay en su entorno.
¿Qué consecuencias puede tener la baja autoestima en estas edades?
La sociedad, las ideologías que tiene esta sociedad, a través de las redes sociales, los medios, las canciones. Todo esto hace que ellos entiendan cómo deben ser, cómo deben comportarse para tener éxito, para ser protagonistas. Entonces empiezan las comparaciones, se comparan mucho con figuras que son delgadas, tienen un determinado cuerpo, tienen más músculos.
En este sentido, entre que ellos están cambiando, su propio cuerpo está cambiando y se dan cuenta de que sus cuerpos no son como las pantallas están mostrando y sobre lo que se está diciendo de una forma más indirecta y subliminal. Esto de alguna manera genera muchos problemas de inseguridad, de estrés, baja autoestima y puede tener muchos problemas a nivel emocional y a nivel comportamental en los adolescentes.
Según cifras del Instituto Nacional de Estadística, los niños acceden cada vez más pronto a internet o a la disposición de un móvil. ¿Qué relación causa-efecto podría tener la autoestima con las redes sociales?
Realmente eso está causando un impacto muy importante en la estabilidad emocional de los más jóvenes. Los padres tenemos una gran responsabilidad a la hora de poner controles parentales, de supervisar a la hora de trabajar en valores acerca de cómo entender, interpretar lo que ellos ven en las redes sociales. Pero, sobre todo, limitando también el tiempo y los contenidos. Por supuesto que sí, cuanto más expuestos están a ver esas influencias, esas opiniones, esos modelos que la sociedad va estableciendo, más problema van a tener después en el pensamiento, en el desarrollo de su identidad.
¿Y las consecuencias de los filtros de Instagram o Snapchat? Estos muestran nuestro rostro más embellecido, y ya hay estudios que demuestran que afecta a la autoestima, sobre todo de los más jóvenes.
Tenemos una invasión, una idealización de determinadas formas, determinados aspectos físicos, tanto a nivel femenino como masculino, por lo tanto, esto hace que cada vez todos estos filtros vayan confundiendo mucho a los más jóvenes y a los más influenciables. De hecho, pues es verdad que ya van saliendo noticias que hay adolescentes que están pensando en cómo modificar estéticamente a través de las cirugías para convertirse en esas imágenes que los filtros les proveen. Por lo tanto, sí que genera mucha inestabilidad, inseguridad, muchos problemas de ansiedad. Es algo que como padres, educadores, tenemos que controlar.
¿Cuáles serían las claves que tendría que seguir un adolescente para mantener su autoestima y el amor propio en el mundo digital en el que vivimos?
La respuesta va en dos vertientes. Una para los padres y responsables, en limitar el uso de las redes sociales. En segundo lugar, trabajar desde los hogares y las escuelas en valores. La imagen es importante, igual que es importante también el desarrollo de valores y de nuestra personalidad y de las herramientas que vamos a tener como personas. Enseñarles de alguna forma también a cómo saber apreciarse y darse valor; poder, de alguna forma, apreciar esa diferencia. Esa es una labor educativa muy importante, porque el adolescente a sí mismo no va a poder encontrar esos valores y ese camino, a no ser que el entorno se lo propicie.
Un valor de pasar tiempo al aire libre, con los amigos, de manera presencial. Motivando otra serie de conocimientos. Esto es muy importante, porque las tecnologías han secuestrado la mayor parte del tiempo de los adolescentes. Por lo que la sociedad, los padres y las instituciones educativas son las que, de alguna forma, están ahí tratando de trabajar también por ello.
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