Las villas, construidas a finales del siglo XIX, son patrimonio de la ciudad
Benicàssim es un municipio de la provincia de Castellón con algo más de 18.000 habitantes con una cualidad muy especial y es que, al tratarse de un pueblo cuya economía se basa en el turismo, posee una gran oferta de turismo de naturaleza y de turismo de sol y playa. Precisamente en este segundo tipo nos vamos a centrar para hablar de una de las zonas con mayor reconocimiento de la ciudad: el paseo marítimo Pilar Coloma de Benicàssim.
El paseo marítimo Pilar Coloma de Benicàssim es un trayecto de villas de algo más de 1km formado una gran diversidad de villas construidas durante la segunda mitad del s.XIX y principios del s.XX.
Hasta el día de hoy, se puede pasear por este paseo que esta a pocos metros del mar y ver las villas que las componen, la mayoría restauradas, protegidas y que son utilizadas, actualmente, bien para veranear o bien como restaurantes; otras, han pasado a ser propiedad municipal y a albergar servicios como una biblioteca o exposiciones de arte en las villas de un paseo situado entre la playa del Torreón y la playa del Voramar donde, además de ser utilizada por los benicenses y turistas, también tienen lugar ciertos eventos deportivos.
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El paseo Pilar Coloma de Benicàssim es una de las zonas más transitadas del municipio Fuente: https://guias-viajar.com/espana/castellon-benicassim-ruta-villas/ |
Para conocer el origen de las villas de Benicàssim tenemos que remontarnos hasta el año 1872. Como explica el historiador benicense Sebastián Bretones en la entrevista concedida a mi blog, su construcción se da por un hecho meramente fortuito: un ingeniero de ferrocarriles español, Joaquín Coloma, que, como pudisteis ver en una foto suya que incluí en el teaser de mi reportaje, era un hombre de avanza edad, inicia un proyecto junto a la empresa Compañía de Ferrocarriles del Norte de España con el objetivo de empezar unas obras que unieran la ciudad de Valencia con la de Tarragona; las obras duran más de lo esperado y Coloma, junto a su mujer Pilar Fornís, decide hospedarse en un pequeño hogar de aquella zona conocida entonces como «la olla de Benicàssim», de la que el ingeniero español se acaba enamorando y es cuando decide comprar una parte del terreno, en aquel momento perteneciente a un hombre llamado Bautista Contell Villarroig, para construir la primera villa de aquella zona: villa Pilar.
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Imagen de archivo: «La olla de Benicàssim», siglo XX |
El nombre de las villas se continúa manteniendo en la actualidad y, como explica Bretones, son todas de género femenino por una simple razón: se ponía el nombre a las villas en honor a santas o a la mujer del marido en cuestión.
Por otro lado, existe cierta disconformidad si al nombre del paseo marítimo Pilar Coloma (que es como se conoce a día de hoy todavía) nos referimos: el marido de Pilar Fornís, Joaquín Coloma, decidió bautizar a este paseo de villas con el nombre de la mujer, pero manteniendo su propio apellido; sin embargo, al no ser una costumbre española el hecho de que la mujer adopte el apellido del marido, la familia de Pilar Fornís lleva, desde hace años y hasta día de hoy, reclamando que se cambie el apellido por el original de la familia de la mujer.
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El actual puente de hierro de Benicàssim: recuerdos de la obra ferroviaria iniciada por el ingeniero Joaquín Coloma Fuente: https://todobenicassim.com |
La corte celestial, el limbo y el infierno: un estilo de vida marcado
Desde su fundación, el estilo de vida en cada una de las villas que formaban el paseo había sido distinto según la zona en la que se encontraba cada una de ellas. El estilo de vida, salvando las distancias, sigue siendo parecido al de entonces: resididas por familias adineradas o gente que utiliza estas casas como segundas residencias. De esta forma, se diferenciaban, y todavía a día de hoy, tres zonas:
En primer lugar, la ruta del infierno, que era aquella zona de villas donde se concentraban los hogares en los que se hacían fiestas o donde la gente iba a divertirse en verano.
La Guerra Civil estalla en julio del año 1936, justo en una época en que las villas, al ser época de verano, están ocupadas por sus propietarios, gente adinerada y del bando contrario a los republicanos que, con el estallido de la guerra, se harían con el control de aquella zona por lo que los habitantes de las villas debían huir o esconderse si no querían sufrir la represión de los republicanos.
Las villas quedan abandonadas y el Frente Popular las incauta. En diciembre del 36 la Brigada Internacional hace operaciones en Teruel, que está relativamente cerca, se piensa en que los heridos de estas Brigadas podrían servir como lugares para el servicio sanitario de las Brigadas.
Al principio, se hacen solo con algunas de ellas, pero, a medida que avanza la guerra y se pone el asunto cada vez más complicado, se van haciendo con casi todas las villas de aquel momento. Además, no solo fue un lugar de servicio quirúrgico, sino también de permiso, reposo y descanso (de ahí las funciones del resto de villas como Beutel) tanto para Brigadistas como para soldados republicanos españoles.
Cuando el bando franquista llega a la zona el abril del 38, el servicio sanitario republicano abandona las villas, pero muchas de las villas siguen cumpliendo con los servicios que habían realizado con el bando republicano. Por ejemplo, el Voramar continúa siendo un hospital militar, aunque esta no sería la única en cambiar su función. Puedes pulsar aquí para ver algunas de las funciones que cumplían algunas villas de este paseo marítimo.
Finalmente, cuando termina la guerra y comienza la denominada postguerra, el proceso de vuelta de algunos de sus propietarios a las villas es lento, aunque poco a poco se va recuperando la normalidad.
Turismo masivo y boom inmobiliario de Benicàssim
A finales del siglo XX y durante el siglo XXI, Benicàssim se ha convertido en uno de los destinos favoritos para muchas familias. Durante los últimos años, la demanda y la cantidad de gente que veranea en Benicàssim o escoge este lugar como destino en época vacacional ha aumentado. Como indica el propio ayuntamiento, Benicàssim alcanza 60.000 habitantes de media en verano a los cuales acoge con una atractiva oferta de turismo y, entre otras cosas, las villas y el paseo entran y hacen todavía más interesante esta oferta.
Sin ir más lejos, aquella villa que en épocas anteriores fue un hospital militar, el Voramar, a día de hoy acoge a miles de turistas a lo largo del año.
Más actualidad y futuro
Actualmente, las villas continúan siendo habitadas por gran cantidad de sus propietarios a lo largo del año; otras, las prefieren como segundas residencias en épocas como verano o Semana Santa; finalmente, a día de hoy, vemos algunos ejemplos de villas que ya no existen, como Villa Margarita, que se ha convertido en un apartamento puesto que muchos de sus propietarios fueron partidarios de venderlas.
Como explica Carlos Díaz, concejal de urbanismo de Benicàssim, para la entrevista publicada en mi blog, todas pertenecen a personas físicas excepto villa Elisa y villa Ana, que pertenecen al ayuntamiento. «Villa Elisa se ha convertido en un palacete y se ha reconvertido con la intención de que sea un centro de congresos, cultural, de universidad de verano, etc. y villa Ana es Biblioteca del Mar de Benicàssim», explica el concejal. Además, precisamente en la mencionada Villa Elisa, es donde se rememora cada año uno de los actos más conmemorativos de Benicàssim: la festividad de la belle epoque.
Sobre el futuro, tanto Bretones como Díaz se muestra optimistas gracias, en parte, al Plan General del 94 que exige, entre otras cosas, la protección de las villas de Benicàssim en el cual se estudiaron todas las villas y en él se catalogaron todos los elementos singulares que cada una de las villas poseía y que eran dignas de protección.
Un plan que sin embargo, en el año 2002 sufrió una serie de modificaciones para relajar alguna de las medidas que hacían demasiado estricta la protección de estas villas con el fin de que pudieran ser habitadas. Como explica también el concejal de urbanismo de Benicàssim, Díaz, uno de los mayores miedos es el deterioramiento de estas zonas porque, al ser la mayoría de propiedad privada, el mantenimiento depende del propietario en cuestión.
Sin embargo y como dato positivo para la historia de estas villas, existe una ley de acuerdo con el Plan de Protección y Conservación del 94 que obliga a que, siempre que el propietario de la de la villa en cuestión quiera reformar su villa, pueda hacerlo siempre que no atente contra la estructura e historia de las villas.
Finalmente, desde el ayuntamiento confían en que se siga manteniendo el estatus de esta zona dentro de la localidad y que, en un futuro, «sean compatibles actividades comerciales con residenciales» siempre y cuando se respete el descanso de los residentes.
Sin embargo, pese a ser uno de los puntos más importantes de la ciudad, muchos de sus habitantes desconocen cuál es su pasado, su presente y su futuro.
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