La inocencia, un melodrama juvenil tan tópico como efectivo

 

Foto: FilmAfinity


Drogas, sexo, amor... Tranquilidad, sé que queréis conocer novedades de la nueva temporada de Élite, pero para ello habrá que esperar unos días más. Aunque a primera vista estos tres elementos podrían definir algunos de los temas abordados en esta serie adolescente, coinciden con otros de los que se tratan en el drama juvenil La Inocencia, uno de los films revelación de la temporada.


Toda la trama gira en torno a la vida diaria de Lis, una quinceañera inexperta que se queda embarazada en el peor momento posible en el lugar más equivocado. Y digo esto último porque se ha criado desde pequeña en un pueblo, y ya sabemos que la mentalidad de los habitantes de las zonas rurales es más antigua que el mismo telégrafo de Morse.

 

La película es una pura representación de la realidad con todas sus luces y sombras, visible tanto a través de los estereotipos de los residentes de Traiguera -queda muy graciosa esa mezcla de diálogos en catalán con otros en castellano- por los comentarios sobre los homosexuales, la repugnancia a los escotes femeninos o la negativa al uso de tampones, como porque allí las paredes tienen ojos y los chismorreos entre los vecinos llegan hasta la Luna.

 

Mención aparte merecen los progenitores de la protagonista, quiénes, con una forma de pensar más bien propia del siglo pasado, encarnan a dos seres cargantes y controladores que buscan la felicidad de su hija a través de una educación tradicional basada en acatar sus órdenes, con lo cual le prohíben tener pareja hasta que no sea mayor de edad, a lo que ella se opone tajantemente e intenta mantener una relación con un chico a escondidas.

 

Con dos personalidades completamente diferentes pero similares en muchos aspectos, mientras el padre simboliza la figura del típico cabeza de familia duro, machista y cascarrabias de la época, la madre es una ama de casa infeliz y atemorizada por las actitudes de su marido -a quien siempre defiende a capa y espada, aun sin razón- que vive obsesionada hasta las trancas por intentar mostrar una buena imagen entre el vecindario para así no ser motivo de crítica, aunque para ello su hija deba pagar las consecuencias.

 

La opresión constante en la que vive Lis -visible claramente en la escena en la cual identifica su sufrimiento con el del toro embolado- unido a su deseo por ser artista de circo en Barcelona son los motivos que la invitan a huir de su pueblo natal, donde no se siente cómoda consigo misma, con el objetivo de buscar nuevos desafíos y encontrar esa libertad que allí no ha alcanzado, aunque impedimentos no le van a faltar. Es por ello que muchos jóvenes se habrán sentido identificados con el papel emocional que realiza la actriz valenciana en su deseo por la emancipación.

 

A pesar del aire renovador de la película y su objetivo concienciador sobre algunas actitudes que todavía prevalecen actualmente en la sociedad, la gran cantidad de planos vacíos o escenas de relleno que aparecen en ella reflejan el bajo presupuesto invertido en la misma, sin contar con que la calidad de la grabación es bastante mejorable y puede  incluso llegar a marear al espectador.




A continuación, se ofrece la posibilidad de visualizar un REPORTAJE sobre la película elaborado por TVE:








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