La incertidumbre de la hostelería valenciana

El sector más acusado por las medidas restrictivas de la pandemia


La tercera ola de la COVID-19 ha sido demoledora para la Comunitat Valenciana, pero, si hay un sector que ha sufrido las medidas restrictivas del gobierno de Ximo Puig es la hostelería. Este sector ha empezado a ver la luz al final del túnel con la relajación de las restricciones producida esta semana, pero se encuentra a la expectativa de cara a la temporada de verano.
Señalado como uno de los principales culpables de la propagación del virus, la hostelería valenciana atraviesa una situación económica catastrófica. «Al sector se le ha criminalizado desde el minuto uno, se le ha puesto demasiado la lupa», lamenta Emi Ortiz, secretaria general de la Federación Empresarial de Hostelería de AlicanteDesde el inicio de la pandemia, la hostelería acumula más de seis meses de cierre total y la tercera ola de Coronavirus ha supuesto un mazazo definitivo. El secretario general de la Confederación de Hostelería y Turismo de la ComunitatValenciana, Rafael Ferrando, apunta que la hostelería vive un momento «de supervivencia» y, si la situación no mejora, cerca del 30% de las empresas no continuarán después del verano.

La cautela tardía de la Generalitat Valenciana
Los representantes hosteleros coinciden, la Generalitat llegó tarde. La permisividad con la que el gobierno valenciano gestionó la pandemia durante el último trimestre del 2020 ha condenado al sector en 2021. La falta de previsión y la flexibilidad en el mes de diciembre catapultó las cifras de contagiados de la Comunitat y sentenció la bajada de las persianas de la restauración. «Hubiéramos deseado que se hubiera sido más previsor para no haber tenido este problema», lamenta Rafael Ferrando. 
 
«No creo en los cierres totales, se debería haber adoptado medidas restrictivas de aforo y de limitación de horarios para que la hostelería hubiera seguido abierta», explica Luis Martí, vicepresidente de la Asociación Provincial de Empresariosde Hostelería y Turismo de Castelló, crítico con la falta de solidaridad del gobierno valenciano con el sector. Martí también demanda la necesidad de adoptar «otros modelos de convivencia con esta crisis» para que no quepa la posibilidad de que se produzca otra paralización del sector.
Hostelería en tiempos de pandemia - Fuente: Economía Digital Valencia

Desprotegidos por las instituciones
Las ayudas son otra asignatura pendiente de la administración con la hostelería valenciana. La secretaria general de la Federación Empresarial de Hostelería de Alicante afirma que las ayudas están llegando «a cuentagotas» y con aportaciones insuficientes que no palían las pérdidas del 67 % de facturación registradas en 2020.
En este aspecto, España está a la cola de países europeos como Alemania, donde se están otorgando ayudas directas a los negocios hosteleros que cubren más del 70 % de la facturación perdida. Esta opción es algo impensable para España, que aprobó un presupuesto de 7000 millones de euros para subvenciones directas donde se incluye a todas las actividades que hayan realizado un ERTE, independientemente del sector al que pertenezcan.
La hostelería valenciana lo tiene claro, las instituciones españolas no han estado a la altura de esta crisis, puesto que, las prestaciones que se han dado a raíz del estallido de la pandemia no superan el 7 % de las pérdidas del sector. Luis Martí, califica a las ayudas españolas como «un parche» que no soluciona la complicada situación económica que arrastra la hostelería en Castelló desde el año pasado. A la insuficiencia económica también se sumó la demora. «Se fue muy lento a la hora de reaccionar con las ayudas directas», dice Martí.
Esta escasa atención de la administración ha acentuado el bache económico en el que se encuentran los empresarios del sector. «No podían pagar los alquileres o hipotecas de los locales y la mayoría ha gastado los ahorros de toda una vida en este año para poder subsistir», explica Emi Ortiz.
Otro aspecto que demanda el sector hostelero a las instituciones es una mayor constancia en la atención y apoyo que requiere su situación. «Independientemente de que las ayudas se den ahora, es algo que debería ser continuado porque son insuficientes para hacer frente a lo que se ha perdido y se está perdiendo», reclama Rafael Ferrando. 
 
Esperanza en la temporada de verano
La semana pasada se produjo el cambio que dejará entrever si el verano será la temporada que dé un respiro a los malos datos que arrastra el sector y abra paso a su recuperación económica. Rafael Ferrando es cauto ante toda predicción: «Nos gustaría pensar que la retirada del estado de alarma supondrá cambios positivos pero, salvo que flexibilicen todas las medidas, tampoco podemos decir que vaya a haber un cambio de gran magnitud». En esta línea, el secretario general de la Confederación de Hostelería y Turismo de la Comunitat Valenciana, augura que, pese al fin del estado de alarma y de los cierres perimetrales, esta temporada de verano será incierta y la mayor parte del turismo, como ya sucedió el año pasado, será nacional.
La expectación y la incertidumbre son las sensaciones con las que este sector afronta la temporada de verano. Las esperanzas para la salvación de este año están depositadas en estos meses y todo depende de la apertura de las fronteras. Alicante es, sin duda, la zona que mayor dependencia tiene del turismo internacional. La provincia que, en años previos a la pandemia, ha superado los nueve millones de visitantes extranjeros sigue sin saber qué ocurrirá este año. «Todo depende de las aperturas y de que la gente pierda el miedo. Para Alicante es muy importante el turismo nórdico y el centroeuropeo y estamos expectantes» explica Emi Ortiz. 

2021, un año perdido

«Este es un año de transición —asegura Rafael Ferrando— no creemos que podamos recuperar los niveles anteriores a la pandemia hasta 2023», consciente de que la pandemia seguirá poniendo en jaque a la hostelería. Sea cual sea el desarrollo de la temporada estival, para los empresarios valencianos el 2021 es un año difícil de salvar y, pese al optimismo con el que se encara los próximos meses, aún queda un largo camino para que la recuperación económica de la hostelería se haga efectiva.

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