La cultura es segura. Es un lema que se lleva repitiendo desde hace ya más de un año. Pero al parecer, alguna cultura es más segura que otra. El pasado 2 de mayo, día festivo en la Comunidad de Madrid, se realizó una corrida de toros en Las Ventas con eventos de hasta 6.000 personas en el mismo recinto. Esta ha tenido pocas críticas en comparación con la polémica que se generó con el concierto de Love of Lesbian. Acto que albergó a 5.000 personas que, por lo menos, tenían una prueba de antígenos negativa.
Con las vacunas, la esperanza ha vuelto y se empiezan a celebrar actividades culturales. Pero aquí surge el dilema: qué actos están permitidos y cuáles no. Se ha evidenciado las distintas clases de cultura, una de clase alta y otra de clase baja. Han dejado al borde de la muerte a la popular, la de barrio, la de pueblo, mientras que la de recintos privados y personajes famosos vuelve a la normalidad.
La cuestión es que la cultura debe sobrevivir para todos. No se puede dejar de lado a los grupos emergentes de música, ni a las compañías de teatro autogestionadas, ni tampoco a los artistas que trabajan en la calle. No se debe criticar un concierto que cumplió todas las medidas mientras la gente calla ante una corrida de toros que, además, se usó como campaña electoral. La cultura es segura y es de todos.
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Fuente: La Razón |
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