La actividad deportiva valenciana vuelve con fuerza tras el parón causado por la pandemia
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Celebración de la victoria tras un partido - Fuente: Fútbol Base |
Valencia
En los últimos meses, el deporte por excelencia ha atravesado una de sus peores rachas. Los equipos de fútbol base de la Comunitat Valenciana se han visto obligados a cancelar los entrenamientos y la competición tras el cierre de las instalaciones deportivas. Esta restricción se impuso el 21 de enero con la finalidad de controlar la expansión de la COVID-19 y fue efectiva hasta el 15 de marzo. Desde que se cerraron las instalaciones deportivas, se produjeron varias quejas por parte de clubes valencianos y de la Federación de Fútbol dela Comunitat Valenciana (FFCV) hacia la Generalitat ya que solamente se producían un 0,28 % de contagios en el ámbito deportivo, según el informe del Ministerio de Sanidad.
La incomprensión de las medidas restrictivas
La FFCV consideró que frenar las competiciones a principios de año serviría para solidarizarse con la sociedad. A finales de ese mismo mes, vieron cómo se prohibió practicar fútbol federado en toda la Comunitat mientras otras actividades de ocio estaban permitidas.
Son muchos los clubes que se han sumado a las iniciativas promovidas por la FFCV #VolemJugar, #EntrenemSegurs y #JuguemSegurs. Iniciativas que sirvieron como protesta hacia la Generalitat en relación con las medidas aplicadas. Marcos Juste, entrenador de la categoría Benjamín en el Sporting Benimaclet lamenta la escasa atención de las instituciones al fútbol base, puesto que, se han elaborado únicamente medidas generales sin especificar el deporte. «En el caso del fútbol hay medidas que tenemos que acatar y no son lógicas. Nos imponen la división de los chicos en grupos burbuja para los entrenamientos y cuando llega el partido, esta división no se puede mantener», dice.
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Iniciativa #VolemJugar - Fuente: COPE |
La insolidaridad de la federación
La visión negativa de los clubes hacia la Generalitat, es compatible con una misma perspectiva hacia la FFCV. Para la mayoría de los clubes, la Federación de Fútbol de la Comunitat Valenciana también ha actuado de manera cuestionable en estos tiempos de pandemia, sobre todo en el aspecto económico. Según apunta el director deportivo del Levante Albal Club de Fútbol, Iván Palomares, «hay una queja a nivel general de todos los equipos, no solo de este año. La Federación anunció unas rebajas que han sido prácticamente nulas. El precio de las fichas ha bajado un poco pero el gasto que se hizo el año pasado no se ha aminorado en el inicio de esta temporada», explica. Además, señala como principal «perjuicio» la diferencia entre los ingresos que se habían previsto en el inicio de la temporada por parte del club y los que realmente se han recaudado. «No se ha ingresado el dinero que se había previsto en el presupuesto y hay que seguir pagando a los entrenadores, los arbitrajes, gastos de alquiler y mantenimiento del campo», concluye. En este aspecto, señala la escasa empatía de la Federación de Fútbol de la Comunitat Valenciana.
Efectos psicológicos y físicos
En este tiempo, el ámbito deportivo, los movimientos sociales por parte de la Federación, el aspecto económico y las medidas políticas han acaparado todo el protagonismo. Por el camino se ha quedado el factor psicológico, que ha hecho mella en aquellos niños que no han podido disfrutar del fútbol. Jon Asensi, psicólogo infantil, afirma que la actividad deportiva y, especialmente, los deportes en equipo, aportan a los niños aspectos positivos para la socialización y el desarrollo emocional. «En el deporte de equipo, las variables de socialización son muy importantes. Podemos encontrar casos de niños y niñas que dedican su tiempo libre únicamente a entrenar, por tanto, en esos casos la socialización de fuera de la escuela está ligada al deporte», dice.
En relación al parón deportivo de
los últimos meses explica que los hábitos ayudan a los más pequeños a entender
cómo va a funcionar su día a día y cuando estos desaparecen de manera repentina,
provocan efectos nocivos en la salud mental de los niños. «En aquellos
niños que son muy aficionados al deporte, aparecen problemas de ansiedad como
el estrés postraumático a causa de la pérdida de ese tiempo que utilizaban
exclusivamente para su práctica, fomentando sentimientos de tristeza y desánimo
que pueden llevar a trastornos depresivos», explica.
Por su parte,
Marcos Juste señala la desmotivación de los profesionales del fútbol base y la
pérdida del hábito como uno de los principales efectos secundarios de estos
meses de restricciones «muchos
entrenadores se desligan de la dinámica del club e incluso pierden la rutina de
entrenar, jugar partidos y estar en contacto con los chicos», dice.
El parón
futbolístico también ha acarreado consecuencias en la capacidad física de los
niños. Iván Palomares reconoce que la reanudación de los entrenamientos fue
caótica en este aspecto «habían
perdido tres meses sin hacer nada», dice. Ante esta situación de desgaste, el
director deportivo reconoce que en el club se vieron obligados a improvisar una «pretemporada», adaptada a las circunstancias, para volver a la competición en
condiciones.
Modificación del calendario
El calendario de las Ligas ha sido otra de las grandes incertidumbres provocadas por la prohibición de las actividades deportivas. Como consecuencia del parón, las competiciones podrían prolongarse hasta el mes de julio, cuando normalmente termina en mayo. De esta manera, la Federación propone que la competición quede dividida y se dispute la «liga oro» entre los siete primeros siete equipos de la clasificación y la «liga plata» entre los siete últimos. «De esta manera se equiparan las fuerzas y no lucha el más débil contra el más fuerte», sentencia el director deportivo.
Tras muchos comunicados, declaraciones y decisiones llegó el mes de marzo y, por fin, se controló la expansión de la COVID-19. La Generalitat decidió reabrir las instalaciones deportivas, permitiendo la ansiada práctica del fútbol. Cierto es que con unas medidas «discrepantes» que con el paso de los días se fueron regularizando debido a la repercusión negativa que tuvieron en prácticamente todos los clubes. La lucha y la cantidad de ideas contrarias entre ambas instituciones ha estado muy presente en la sociedad valenciana. La «guerra» ha terminado con sensaciones satisfactorias para ambas partes pero los grandes guerreros y vencedores han sido los niños.
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