En los anuncios donde se reflejan roles profesiones, el informe encuentra una representación masculinizada y feminizada. A las niñas se les relaciona en el 34, 1 % de los casos con la peluquería y la estética, mientras que, estas profesiones se vinculan con los niños en un 4,8 % de estos anuncios. El 20, 5 % de publicidad vincula con las niñas la actividad de pilota, policía o militar, y un 50 % de los anuncios con estas profesiones se dirigen a los niños.
Los arquetipos también toman presencia. A las niñas se les relaciona con un 32,7 % con la belleza, con un 35,5 % con el ámbito del hogar, y en un 7,4 % de los anuncios se les adopta el rol de guerrera o heroína. No obstante, los niños representan a un guerrero, héroe o aventurero en el 71 %, mientras que, en el 13,3 % se les relaciona con el ámbito del hogar.
El Instituto de la Mujer ha detectado una sexualización de las niñas en los anuncios de juguetes, pero no de los niños.
Según el estudio, el 47,5 % de los anuncios protagonizados por niñas aparecen jugando con muñecas. En los protagonizados por niños, el 45 % se muestran jugando con figuras de acción o todo tipo de vehículos. Los juegos de mesa, se muestran como algo más familiar y con más protagonismo de ambos sexos.
Por otro lado, el Instituto de la Mujer también ha detectado indicios de una sexualización de las niñas en el 8,5 % de los anuncios protagonizados por ellas, y en el 2,5 % de los anuncios de protagonismo mixto. Lo detectan en gestos, miradas o posturas. No obstante, no han hallado sexualización de los niños.
Los cánones de belleza también se fomentan. Laura Miró, psicóloga infantil especialista en trastornos en niños y adolescentes sostiene que hay mucha variedad de personas, pero muy poca diversidad representada en los juguetes, puesto que, siguen un patrón típico que se aleja de la realidad.
El informe valora positivamente que los catálogos de juguetes en internet muestran progresos en la representación de los roles sin hacer divisiones de género. Se ha detectado tímidamente la desaparición de las categorías de niñas y niños. Ya se muestran en algunos casos a niños haciendo tareas del hogar o niñas adoptando la figura de heroína.
Silvia Villares, psicóloga clínica y terapeuta especializada en niños y adolescentes, afirma: «Venimos de ese trasfondo en el que se asocia la debilidad y las emociones con las mujeres, y los niños pueden desarrollar el sentimiento de culpa por reprimir sus propias emociones al decirles que no pueden llorar». Por lo que, Villares declara que esto puede generar en los adolescentes inseguridades, culpas, miedos o problemas de autoestima al no adaptarse a lo que se les impone desde pequeños.
Como muestra el informe del Instituto de la Mujer, la publicidad promueve la división por sexo. Laura Miró alega: «Cuando son adolescentes se crea un conflicto, se genera confusión respecto a la identidad de género porque se les ha dicho que a una chica normativa le tiene que gustar ciertas cosas femeninas, y si no les gusta es que no están dentro de lo esperado para su edad».
Se pueden desarrollar disforias de género, problemas de adaptación, depresiones, o trastornos de ansiedad.
El portal de Solidaridad Generacional enuncia algunas consecuencias de los estereotipos en los juguetes como puede ser favorecer la discriminación y la desigualdad, pues afectan más a las niñas como se ha visto en el informe del Instituto de la Mujer. Por otro lado, el portal afirma que estos estereotipos alejan a los niños y niñas de sus verdaderos intereses.
Miró manifiesta algunos de los efectos en la salud mental que todo esto puede generar: «Cuando crezcan, sean adolescentes y desarrollen unas preferencias sexuales y amorosas o afectivas hacia otros modelos que no han sido lo tradicionalmente estipulado, se pueden desarrollar disforias de género, problemas de adaptación, depresiones, o trastornos de ansiedad».
Otra consecuencia establecida por Solidaridad Generacional, es que se limitan las oportunidades de desarrollo al encasillar a las personas desde que nacen. Se construye su identidad y condiciona la formación de su personalidad, gustos y preferencias. A su vez, afecta en la elección de sus estudios, lo que fomenta una división segregada de los trabajos, según informa el portal.
«Se pueden utilizar esos mismos medios, la publicidad, como material en el aula para concienciar lo tóxico que tiene».
Tamara Villanueva, educadora social en un centro de menores explica que la solución es trabajar desde el feminismo, es decir, ahuyentar los estereotipos, no hacer distinciones de género y enseñar a los más pequeños a tener la libertad de conocerse a sí mismos. Villanueva expone que la publicidad es lo más complicado de modificar, pero propone: «Se pueden utilizar esos mismos medios, la publicidad, como material en el aula para concienciar lo tóxico que tiene».
Silvia Villares, apunta que los padres, la sociedad, las instituciones y los medios de comunicación tienen poder y responsabilidad. «Hay que ir cambiando ciertas creencias, estructuras mentales compartidas por la sociedad para ir flexibilizando esa forma de ver al hombre y a la mujer», explica la psicóloga.
Laura Miró y Tamara Villanueva coinciden en que no se trata de crear juguetes que sean unisex, sino dejar de catalogar y separar los juguetes por género. «No hay juguetes para niños o para niñas, hay juguetes que son para todos. Eso es algo que se tiene que ir cambiando y se tiene que educar», declara Miró.
Por otro lado, hay adolescentes que se encuentran en ese duelo o fase de confusión como explicaba Miró. Son jóvenes que han crecido con los patrones estereotipados impuestos por la sociedad y los juguetes desde que son pequeños, y empiezan a cuestionar cosas. Villanueva explica que para ayudarles a abrir la mente «hay que trabajar desde la mirada feminista», reformar las ideas que tienen a través de intervenciones día a día, en tratos, en los momentos de decisiones importantes y en las dudas que surgen.
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