Recuerdo
cuando hace pocos días estaba realizando una entrevista a alguien para un
reportaje que me enriquece mucho. Al final, antes de despedirnos, me dijo que
podía contar con esa persona para lo que fuera. Con lo cual, esto me agradó y
me alegró saber que estaría disponible para mí para otros proyectos que me
propusiera hacer.
No
recuerdo exactamente cómo me lo justificó, pero me dio a entender que sus
declaraciones o, mejor dicho, respuestas a las preguntas que yo le planteaba
durante la entrevista eran una ayuda como cuando esa persona explica a sus
alumnos y alumnas algún aspecto. Como si un periodista no trabajase. Como si lo
que estuviese haciendo yo no fuese “un trabajo”. Como si no se tomara en serio
que es algo que busco que trascienda. Como si fuese “simplemente” una tarea a
presentar a un profesor o profesora.
Por
un túnel de silencio, me encontraba yo, horas después, reflexionando sobre
aquello. Seguramente, no habían malas intenciones sobre aquellas palabras que tanto
me hicieron pensar como cuando rondan miles de ideas sobre tu cabeza.
Probablemente, ni se diese cuenta de que se había expresado de una manera
diferente a lo que querría decir. O eso espero yo… Entonces, justo ayer,
entrevisté a otra persona, que valoraba el esfuerzo y la labor de un periodista
cuando escribe, cuando se documenta, cuando ha de saber un poco de todo, desde
grabar un buen reportaje hasta adaptarse a la televisión, radio, papel y/o al
mundo digital. La verdad es que se notaba que le daba una gran importancia al
periodismo, ya que es un bien común.
La labor del periodismo // Iris Tena Saiz
0 Comentarios