El paro en el primer trimestre de 2021 supera los tres millones de personas, de las cuáles los jóvenes menores de 25 años constituyen el grupo más afectado. En 2020, España fue el país de la Unión Europea con peor tasa juvenil de paro. A esto se suma que la edad media de emancipación en nuestro país es de 29 años. Entre las causas de todo esto podemos encontrar inicialmente que la precariedad en jóvenes está muy relacionada con los periodos de educación cada vez más extendidos, lo que genera un aumento del tiempo de dependencia de los padres.
Por otro lado, más de la mitad de los contratos de los menores de 30 años son temporales, algo que ha ido aumentando con la crisis de 2008, posteriormente la de 2013 y más recientemente la de 2020 con la pandemia. No solo esto, sino que las empresas cada vez más requieren una experiencia previa en el currículum, afectando a los jóvenes que acaban de salir al mundo laboral.
Todo esto provoca que tiendan a tener poca perspectiva de futuro y una mayor inseguridad generada por la poca estabilidad de los trabajos temporales. Además, la dificultad del acceso a la vivienda o el conformismo en las condiciones laborales que tenemos que aceptar en los pocos trabajos a los que tenemos accesibilidad. También se suman las consecuencias psicológicas acarreadas como es la ansiedad o la depresión por la desmotivación que provoca no encontrar un trabajo estable. Dicen que los jóvenes somos el futuro, pero ¿dónde está el futuro de los jóvenes?
Un joven paseando hacia un futuro incierto, vacío. Fuente: Bob Price // Pexels
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