La formación de un deportista de élite

 Aunque es el sueño para muchos jóvenes, pocos llegan al mundo profesional

 

«De mayor quiero ser futbolista» o «de mayor quiero ser jugador de baloncesto», entre otros muchos deportes, son quizás uno de los ejemplos más claros del deseo o vocación que tienen muchos niños o jóvenes deportistas en su afán por llegar a la élite en el mundo del deporte. 


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Sin embargo, pese a la insistencia, el deseo y las oportunidades que tienen muchos de ellos, lo cierto es que el camino a la élite es complicado. Una de las claves en este camino hacia el éxito es, sin ningún tipo de duda, la formación en determinados aspectos o en las determinadas ramas que forman a un deportista de élite y que vamos a intentar desmigar a continuación.

 

La niñez: una etapa clave

 

La formación de un deportista de élite empieza desde sus primeros pasos en el mundo del deporte. Bien sea en un deporte colectivo como el fútbol, el baloncesto o el rugby, o en un deporte individual como el tenis, la natación o el atletismo, uno de los puntos más importantes durante esta etapa es la valoración o la consideración que tiene el niño o niña sobre el deporte.

 

En el mundo infantil, los niños deben saber que la práctica del deporte no es más que una forma de entretenimiento en la que no deben sufrir ningún tipo de presión, sino disfrutar de todas y cada una de las oportunidades que les brinda la realización de estas actividades. Al hablar de este tipo de oportunidades, hablamos de aquellas en las que padres, profesores y sobre todo entrenadores tienen un papel protagonista en el que, en muchas ocasiones, les toca actuar también como psicólogos: deben saber guiar al joven en cuestión de tal forma que sean capaces de considerar o valorar el deporte como una actividad que les sirva para formarse como personas a partir del deporte. «Enseñar a los niños a comunicarse, actuar o relacionarse en el deporte les puede servir en su vida personal», explica Rafael Mateos, psicólogo deportivo.

 

Compromiso, esfuerzo y sacrificio: la columna vertebral del deportista

 

«El talento no es determinante más que para destellos», declara Juan Carlos Campillo, psicólogo y coach profesional que ha trabajado con figuras importantes del deporte de élite como Julen Lopetegui, Carolina Marín o el futbolista Luis Alberto, entre otros. 

 

La conclusión que sacamos a partir de esta declaración es que, por lo tanto, las posibilidades del deportista para llegar al mundo profesional no dependen solo de tener talento; sino de tener un compromiso a la hora de alimentarse bien a diario, realizar un esfuerzo día tras día para preparar tu cuerpo físicamente y tener una mente insaciable: siempre querer progresar y ser el mejor, aunque siempre controlando las emociones.

 

Por otro lado, llega a un punto en el que, para dar un salto definitivo al mundo de élite, tanto la familia como el propio deportista deben realizar un sacrificio que lleva al o la joven por dos caminos: por un lado, el del éxito; por otro, el fracaso. ¿Cómo se puede levantar un deportista si llega al segundo camino? «Desde pequeño el deportista debe aprender a qué hacer cuando falla, qué hacer cuando se equivoca. Es algo con lo que la persona no nace, se tiene que aprender y es conocido como la tolerancia a fallar», explica Mateos. 

 

La parte mental, fundamental 

 

Para llegar a ser deportista profesional es necesario una buena preparación mental que te permite saber controlar tus propias emociones y esquivar o saber controlar también otras como el estrés o la presión. Precisamente, el psicólogo deportivo Campillo, admite: «Lo más común en la élite es la presión: el deporte se lleva a unos extremos de competitividad en el que los resultados priman, por ello la parte mental es clave. Cualquier deportista joven o de élite tiene una tensión por el resultado fundamental; si no gana o no lo hace bien pues, por ejemplo, no juega, piensa que ha fracasado».

 

También resulta imprescindible el saber ponerse objetivos, centrarse en lo que depende de él mismo, saber motivarse y mantener tanto su confianza como autoeficacia para evitar caer en pensamientos negativos. 





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La mentalidad es una de las partes más importantes del deportista de élite. «Es difícil encontrar un deportista de élite con éxito que no tenga una gran mente», asegura Mateos.

 

Finalmente, como aseguran desde el programa educativo-deportivo Ertheola mayoría de jugadores que quieren dedicarse al deporte de manera profesional no llegan a conseguirlo y, por lo tanto, deben considerar el deporte como un movimiento que moviliza emociones y sentimientos y que puede influir en las actitudes y los comportamientos por los que transmite a cada una de las personas que lo practican.

 

 

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