- Los Trastornos de Conducta Alimentaria aumentan con la pandemia
Evelyn Yarce / Irene Segura. Castelló
Espejos, cámaras, internet y redes sociales fomentan la exposición del físico. En el entorno hay factores que establecen un cuerpo normativo. María Campoy tiene 20 años y padeció anorexia desde los 13. A los 17 ya había vivido tres ingresos hospitalarios por estar debajo del peso saludable con 33 kilos. Su historia le llevó a escribir: «¿Quieres seguir sobreviviendo o prefieres empezar a vivir?», publicado a comienzos de este año. «Me miraba en el espejo y decía: “Si dejo de comer, las piernas me adelgazan”. Como veía resultados seguía. Llegó un momento que no podía parar», confiesa la escritora.
Un paseo por las cifras
Los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) han incrementado con la pandemia. No hay cifras oficiales del Ministerio de Sanidad desde 2018, pero entidades como l’ Associació contra l’Anorèxia i la Bulímia (ACAB) considera que su número de pacientes en 2020 se ha triplicado en comparación con 2019. «Los servicios públicos están desbordados y a los privados nos está llevando más trabajo», declara María Contreras, codirectora del Centro de Psicoterapia Vínculo.Montserrat Graell Berna, coordinadora de la Unidad de Trastornos de la Conducta Alimentaria (UTCA) del Hospital Infantil Universitario Niño Jesús, hace un acercamiento sobre esto en el webinar: «COVID-19 y Trastornos de la Conducta Alimentaria», dirigido por SOM Salud Mental 300. Graell estima que el incremento de casos en los jóvenes se asocia a un cambio brusco del marco social. Algunos de los factores a los que acude la experta son la ansiedad, el estrés de vivir momentos complicados o la restricción de la vida colectiva en una edad de pleno desarrollo personal.
En 2018 las cifras ya alertaban: unas 400.000 personas padecían un TCA. De hecho, «Los Trastornos de la Conducta Alimentaria son la tercera enfermedad crónica más frecuente entre adolescentes», según el informe así llamado de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) publicado en 2018.
Los tipos de TCA más comunes en jóvenes son la anorexia nerviosa y la bulimia. La Base de Datos Clínicos de Atención Primaria (BDCAP) del Ministerio de Sanidad muestra cómo las cifras han aumentado entre 2011 y 2018. No solo esto, las estadísticas evidencian una afectación mayor en las mujeres. Ellas sumaron 5.276 casos de anorexia nerviosa y bulimia en 2011, cifra que creció casi el doble hasta 2018. Los hombres eran menos de un tercio en 2011 con 1.366.
En palabras de la experta María Contreras: «Sigue habiendo una vigencia de ratio muy grande entre ambos sexos. Por cada hombre que viene a consulta, llegan nueve mujeres». Eso sí, en los tres últimos años se ve un incremento notable de los casos en hombres, acercándose a las mujeres como nunca antes en ese periodo. En 2018 ellos sumaban 7.448 pacientes, casi 2.000 menos que las mujeres.
Representación de los casos de anorexia nerviosa y bulimia en España. Fuente: Ministerio de Sanidad / Elaboración propia
Desmontando los orígenes
Estos trastornos se inician en el paso de la infancia a la adolescencia. Ahora bien, Sofía Castellanos, nutricionista y dietética en Valencia, explica que la adolescencia se ha adelantado. Los jóvenes acceden cada vez más pronto a la era digital. Los datos lo demuestran: el 66 % de los menores de entre 10 y 15 años disponen de un teléfono móvil y el 93 % son usuarios de internet, según una encuesta elaborada por el Instituto Nacional de Estadística en 2019.Aquí entran en juego las redes sociales. El ciberespacio donde los jóvenes comienzan a interactuar fomenta estereotipos. El 93 % de españolas cree que la sociedad impone cánones de belleza para la mujer, según una encuesta de Birchbox elaborada entre más de 5.000 suscriptoras como base de su «Estudio de la mujer».
La Universidad de Córdoba estudió cómo los adolescentes utilizan las redes sociales. Determinaron que percibían patrones tradicionales, y se daba mucha importancia al físico, sobre todo al femenino. No solo esto, establecen como consecuencia directa los Trastornos de la Conducta Alimentaria. La psicóloga Contreras argumenta: «Queremos que no se hable de comida ni del físico en redes, pero es una crítica constante por parte de desconocidos a cómo debería ser tu cuerpo».
Los traumas familiares o las malas vivencias en el colegio que no se hayan superado pueden desembocar en el desarrollo de un TCA. Según afirma María Contreras, del Centro de Psicoterapia Vínculo, esta enfermedad no está directamente relacionada con la preocupación por el físico como se tiende a pensar. Contreras profundiza; el problema suele ser por algo que hay detrás. El entorno social en las redes hace creer a los jóvenes que la solución para encontrarse mejor ante el problema es tener un cuerpo bonito semejante al de los influyentes o ideales publicitarios.
En las redes sociales existe un factor potente: la publicidad y las agencias de modelos donde se muestran unos cánones de belleza establecidos. «No vas a caer en una enfermedad solo por ver a la modelo, pero pueden hacer que te empieces a obsesionar con la alimentación o el deporte», declara Maria Campoy, quien denuncia que las modelos sean obligadas a cumplir con una talla determinada siempre menor a la 38.
Demostrando esto con la Base de Datos Clínicos de Atención Primaria, la preocupación por la apariencia física no ha tenido un aumento progresivo como los casos de anorexia nerviosa y bulimia, sino que tiene picos entre 2011 y 2018, rondando entre los 1.000 y 1.400 casos de mujeres. Eso sí, destaca un dato importante: no hay cifras de hombres en estos años, solo en 2016 y muy por debajo de las mujeres con una diferencia de 796 pacientes preocupados por su físico.
El problema debe ser tratado cuando se percibe que algo no va bien. Maria Campoy, expaciente de anorexia, afirma que los TCA suelen aparecer en un momento de inestabilidad emocional durante la adolescencia. María Contreras advierte: «Si el trastorno no se ha curado, trabajado lo que hay detrás o solo se ha mirado que la paciente haya recuperado el peso, pueden haber casos que se alarguen hasta una edad más adulta».
La recuperación es posible
Esta asociación afirma que la anorexia no suele requerir un tratamiento con medicación, al contrario de la bulimia, que tiende a necesitar el apoyo de antidepresivos. Sofía Castellanos trabaja la anorexia introduciendo poco a poco los alimentos. La prioridad en el tratamiento es la recuperación del peso saludable, en caso de estar por debajo de este. «Les pongo una dieta hiperproteica; vitaminas, minerales y nutrientes. Busco la forma de compensar lo que se ha perdido a través del trastorno alimentario», aclara la experta.
En el caso de la bulimia, Castellanos usa la técnica de comer más veces al día con menos cantidad de alimento. Sin olvidar lo esencial, la nutricionista insiste en que lo primero es empezar a trabajar el trasfondo del problema desde la psicología. Los datos dan esperanza. En torno al 70 % superan el TCA, según l’Associació contra l’Anorèxia i la Bulímia.
El tratamiento no es solo cosa de expertos, la gente del entorno también puede ayudar. Andrea Toledo, trabajadora social de la Asociación Adaner Málaga: «Contar con personas que te ayuden en esta situación es fundamental. Es una enfermedad bastante dura y pasarla solo o sola puede ser lo peor». Ahora bien, la nutricionista Sofía Castellanos advierte que este apoyo tiene que ser cauteloso: «Es importante no obligarlos a comer y no agredirlos con comentarios negativos».
Cambio de paradigma
Kolsquare, la compañía especializada en marketing de influencia, publicó un informe en febrero de este año, «El estado del marketing de influencers y la belleza», donde examina la audiencia de influyentes de la moda y el maquillaje y la comunicación de cosméticos en redes sociales desde 2020 hasta 2021. El resultado asombra, muestra cambios en la normatividad de cánones de belleza. Tik Tok es la red social donde se visibiliza un nuevo concepto de belleza; de inclusión, imperfecciones, diferencias y apoyo mutuo.Aunque Instagram es la red social que más publicaciones ha difundido sobre belleza, solo tiene un 1 % de posicionamiento y compromiso con la audiencia, o engagement. Mientras que, Tik Tok cuenta con un 5 %. Esto se debe, según el informe de Kolsquare, a la integración de todo tipo de personas por parte de la plataforma musical.
Los influyentes están más expuestos al modelo de belleza establecido. Al vender su imagen, tienen que buscar la forma para mantener esa figura. El escenario está cambiando, Sofía Castellanos afirma que hoy en día también se aceptan a las personas con contextura más grande y no tanto al físico extremadamente delgado.
Es el caso de la influyente María Rodríguez, la modelo curvy más seguida en España, conocida por su canal de YouTube Pretty and Olé. Ella no es la única. Marisa Jara se convirtió en modelo con curvas después de sufrir bulimia. Otra referente es Lorena Durán, primera figura curvy de Victoria’s Secret. Tras ser rechazada en varias ocasiones por tener un peso superior, ha conseguido ser imagen de grandes marcas como Mango o Zalando. Sin duda, un gran avance en el modelo de sociedad actual.
0 Comentarios