Bailar, bailar, bailar, solo quiero bailar… pues sí, como dice la canción de Pablo López el pasado 24 de abril se volvió a bailar en uno de sus cinco conciertos que realizó en Valencia. Pese a la difícil situación en la que nos encontramos, y con un formato inédito de varios días por ciudad para abarcar más aforo, el cantante Pablo López se reencontró en el Palau dels Congresos con un público más entregado que nunca, deseoso de disfrutar de la música en directo.
En una época de distancias y medidas sanitarias de seguridad, se siguió el concierto sentado, no obstante en el saludo final del cantante malagueño fue inevitable alzarse para aplaudirle. El esfuerzo de Pablo López se vio reflejado durante toda la noche. De la entrega del público, conocemos también la cercanía y el ambiente generados en cada canción. Pablo crea música en directo y hace al público cómplice de ello, aplaudiendo canción tras canción al patio de butacas agradeciendo el arte que se forma entre público y artista. Todos los momentos fueron especiales, con relevancia en la llegada de 'La Niña de la Linterna' que es la canción que guía la luz de este disco.
La presencia de los músicos fue imprescindible para crear una esfera emotiva. Pero la escenografía fue la guinda del pastel. A través de una jaula, Pablo López quiso transmitir que las personas nunca deben quedarse encerradas en sí mismas, un mensaje profundo, igual de profundas que son todas las palabras del malagueño. De profundas a graciosas cuando más de una vez el artista miró su reloj bromeando por miedo al toque de queda. Pablo López es arte y, gracias a su arte hoy en día se puede disfrutar y desconectar de la realidad en sus tan humildes, sinceros y mágicos conciertos.
0 Comentarios