Ellas también son música

 El 86% de las mujeres formadas musicalmente no se profesionalizan


Algunos de los artistas más famosos de la historia son Mozart, Beethoven o Michael Jackson. Figuras talentosas y con una característica en común, son todos hombres. Pero, ¿y las mujeres?  En la actualidad, personas como Dua Lipa, Taylor Swift o Beyoncé, consiguen ser récord de ventas, triunfar igual que sus compañeros de profesión y ser grandes referentes para muchas mujeres.

Pero la música no solo se trata de superestrellas. Hay mujeres instrumentistas, compositoras, productoras, letristas… que son invisibilizadas día tras día. Uno de los ejemplos más recientes, es el caso de Nesi, la freestyler y la única colaboradora femenina del disco YHLQMDLG de Bad Bunny. Aún poniendo su voz en una de las canciones, no aparece en los créditos ni cómo featuring.

Conservatorios de niños y niñas

La música apasiona tanto a niñas como a niños. Los conservatorios acogen a miles de alumnos desde los 6 años, para enseñarles un instrumento y empezar una carrera musical. Parecen todos iguales, independientemente del género. Sin embargo, hay una brecha que separa a las mujeres de los hombres y les aparta de la industria musical conforme van creciendo. 

La estructura de los conservatorios empieza con el Grado Elemental, que está conformado por 4 cursos escolares. En esta etapa es donde hay más cantidad de estudiantes interesados en aprender música. En el curso 2019-2020 se matricularon 25.000 son mujeres, frente a aproximadamente los 19.000 de hombres que se escolarizaron, según el Ministerio de Educación. Por lo tanto, en los cursos más bajos hay más presencia femenina que masculina en los conservatorios. 

En las siguientes fases de los conservatorios el número de matriculadas varía notablemente y disminuyen tanto el género masculino como el femenino. Pero es en este momento donde hay un cambio que marca el resto de la carrera musical de las mujeres. 

Después del Grado Elemental, continua el Grado Profesional, que consta de 6 cursos escolares. La cantidad de alumnos no varía ni hay ninguna diferencia notable en comparación con el primer escalón del conservatorio. Una vez acabados estos dos grados, la educación básica de música termina. Para continuar con la formación equivalente a una carrera universitaria, existe el Grado Superior. 

Es en el Grado Superior donde se altera la tendencia de las mujeres matriculadas. Mientras que en los dos primeros grados, las mujeres superan en número a los hombres, en el Grado Superior es la primera vez que se puede observar cómo el género masculino supera al femenino. 

En ambos géneros, la cantidad de alumnos baja notablemente. En el caso de los hombres. acceden al Grado Superior un 24% de los que acaban la formación anterior. Y en el de las mujeres, baja al 14%. En esta etapa de la enseñanza musical, se empieza a observar cómo los hombres van ganando terreno a las mujeres

Fuente: Ministerio de Educación http://estadisticas.mecd.gob.es/EducaJaxiPx/Datos.htm?path=/no-universitaria/alumnado/matriculado/2019-2020-rd/especial_musica//l0/&file=Musica3.px&type=pcaxis

Aún así, tras la formación, se abre el mundo laboral. Una de las salidas es la de pertenecer a algún grupo o banda de música. Ahí es cuando la brecha de género se ensancha más y la intrusión de las mujeres como instrumentistas en grupos de música es casi inexistente.

Los instrumentos tienen género 

Los instrumentos que suelen acompañar a los cantantes de pop o rock son la batería, la guitarra, el teclado… Instrumentos que pueden estudiar en un conservatorio durante años tanto chicas como chicos. En cambio, esta no es la realidad, y existen instrumentos que son aprendidos mayoritariamente por hombres. 

Estereotipos como que la batería es demasiado agresiva, o la falta de referentes femeninas en el jazz, han puesto género a los instrumentos. La batería solo es estudiada por 1 mujer en el Grado Superior, y los hombres que la aprenden son 11. En el caso del bajo eléctrico, hay el mismo número de hombres, pero ni una mujer. 

No solo los instrumentos parecen tener género, sino que en la disciplina de Jazz también hay una desigualdad enorme entre los dos géneros. El pasado curso hubo 207 hombres aprendiendo esta variante, y tan solo hubo 40 mujeres que se animaron a hacer lo mismo.

Así que las mujeres salen del conservatorio en menos cantidad y con disciplinas que no son propias de la música moderna y géneros actuales. Pese a esto, existe una comunidad de músicas que han conseguido introducirse en ese espacio tan masculinizado y han empezado a hacer camino, aunque las invisibilicen.

Festivales sin diversidad

A pesar del parón de la cultura por la pandemia. Empiezan a surgir de nuevo los carteles de los festivales más famosos de España. Eventos como el Arenal Sound, el Bilbao BBK Live o el Sónar, difunden ya sus futuros conciertos. En la cabeza de cartel de festivales para el 2021 como el Vida, figuran artistas como Sen Senra, Devendra Banhart, Belle & Sebastian o Stay Homas. Y solo aparecen dos mujeres: Soccer Mommy y Maria Arnal que pertenece al grupo Maria Arnal i Marcel Bagés. 

Una encuesta realizada por la asociación Mujeres y Música calculó que la presencia de mujeres en los festivales de música durante 2019, el último año que se pudieron celebrar, alcanzó solo el 19%. Este porcentaje es mucho menor si solo se tienen en cuenta las mujeres que tocan un instrumento y no las cantantes.
Fuente: Mujeres y Música https://docs.google.com/spreadsheets/d/1NjgHDoccjDpYMZBZzw7AB2b-TpVEAgpa8yM5Lbsbd0I/edit#gid=319013160



Son pocos pero, grupos como Mafalda, apuestan por la presencia femenina entre sus miembros y acuden a gran cantidad de festivales. Itaca Band, también cuenta con un trombón y un bajo femeninos. Y en festivales como el Low Festival o el FIB tocó el grupo femenino Cariño, una revelación de la música indie.

No hace falta buscar entre las superestrellas para encontrar mujeres que se dediquen a la música y a tocar. Hay mujeres, pero necesitan visibilidad. Los grupos de mujeres no protagonizan carteles y en las bandas asoman alguna guitarrista o bajista. Están ahí, solo hace falta darles voz.

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