Escepticismo frente a la reforma educativa

La nueva reforma educativa (LOMLOE) impulsada por el Ministerio de Educación, encabezado por Isabel Celaá, empezará a tener validez a partir del curso 2021/2022, cuando se empezarán a ver los primeros cambios respecto a los contenidos. Esta será la octava ley educativa de la democracia y la novena reforma general en la historia de España. La nueva ley ha sido tildada por la oposición como «atentado contra la libertad», por lo que, a la vista está, no está exenta de polémica.


Línea del tiempo de las 9 reformas educativas generales de la historia de España

La oposición explica que en ninguna reforma educativa anterior se había negado la intervención mediante comparecencias de la comunidad educativa. Sin embargo, el profesorado defiende que este hecho
lleva presente mucho tiempo, aunque de distinta forma. «Falta, por lo menos, colaboración con los profesores y pedir su opinión», defienden Josefa Usó y José Martínez, profesores jubilados del colegio Historiador Viciana de Burriana. «Hay muy poco diálogo con el profesorado», explica también Arnau Beltrán, profesor de Valenciano en el IES Penyagolosa de Castelló.

De hecho, en cuanto al contenido, esta reforma afecta, especialmente, en la lengua castellana, que, como se recoge en el artículo 153 bis de la reforma, a pesar de que sigue siendo la lengua vehicular en los centros educativos nacionales, comparte este nombramiento con las lenguas cooficiales en las comunidades autónomas que tengan dicho rasgo cultural. 

También afecta a otras asignaturas como Historia, ya que en esta nueva reforma se marcan algunas pautas para enseñar la historia nacional. Por ejemplo, se promulga: «Los alumnos deberán adquirir un conocimiento profundo de la historia de España que deberá plantearse desde una perspectiva de género». Además, también hay lugar para la supresión de modificaciones de la reforma anterior que, directamente, no se llegaron a poner en marcha, como la Prueba Final de ESO y Bachillerato.


La memorización, en peligro

Al margen de todas estas modificaciones, la llamada Ley Celaá afecta directamente en los métodos utilizados por los estudiantes. La ministra ha defendido: «Ya no es suficiente el aprendizaje memorístico y acumulativo». Por eso, a raíz de esta ley se busca reducir el peso de la memorización en las aulas, aunque profesores y alumnos lo consideran fundamental. Alejandro Forés, alumno universitario, recuerda que este método de estudio estaba presente en todas las asignaturas durante la etapa de enseñanza obligatoria: «La memorización es un pilar fundamental en el sistema educativo actual. Incluso en asignaturas en las que, teóricamente, debería ser protagonista el razonamiento, como en Filosofía».

 


Este pensamiento no es tan solo común entre el alumnado, ya que algunos profesores defienden el peso y la importancia de la memorización. «Se está demonizando la memorización. En Historia, igual que en muchas asignaturas, es muy importante este método», defiende Pilar Montón, profesora de Historia en el IES Penyagolosa de Castellón. Además, Arnau Beltrán, defiende que cuando él era alumno «la memorística ya era la base de la educación». Por su parte, Ana Ayllón, psicóloga especialista en adolescentes y niños, explica: «Hay que memorizar ciertas cosas». Sin embargo, el problema es que «se asocia la memoria con la inteligencia, y no es así», puntualiza.

Otro de los puntos que llaman la atención es el rol de los profesores en la educación o el asentamiento de que un alumno pueda pasar de curso u obtener el título de bachillerato habiendo suspendido alguna asignatura, cosa que se llevó a cabo por primera vez en el curso pasado debido al confinamiento. Esta medida, sin embargo, no convence al profesorado: «Es mejor el método anterior, tener que aprobarlo todo», comentan Josefa Usó y José Martínez. Tampoco agrada a Pilar Montón, quien defiende que el profesorado «ya sabe quién debe aprobar o no. Nadie tiene que decírnoslo», aunque, reconoce, que esto ayuda a que haya un patrón común en todo el territorio nacional. También han creado polémica las medidas inclusivas que se proponen en la nueva reforma, ya que el profesorado afirma no estar preparado para la inclusión en las aulas.


La adaptación de la educación a los tiempos actuales

Por otro lado, profesores, psicólogos, coordinadores y demás trabajores del sector coinciden en el escaso avance de la educación. Concuerdan en que la memorística es la base del sistema educativo desde hace décadas, así como las clases magistrales que parece que siguen siendo las principales protagonistas, a pesar de poco a poco va entrando la tecnología en la docencia. 

Algunos profesores ven, además, diferencias claras respecto a la educación de hace unas décadas que, a su juicio, no benefician al sistema educativo. «Se necesita un control en la educación. Llevo años ejerciendo y nunca me ha venido un inspector», explica Andreu Beltrán, que recuerda como algo positivo el control que había en la educación cuando él era alumno. También exige algunos cambios en los contenidos, ya que, considera, que no se adaptan a los tiempos actuales: «Se nos pide saber la ley, pero no se nos enseña en ninguna etapa educativa. Lo mismo con hacer la declaración de la renta». 

La sociedad avanza. Sin embargo, parece que la educación se queda por el camino. Siguen llevándose a cabo los mismos métodos, aunque con mínima presencia de las TIC. Continúan como protagonistas las clases magistrales, la memorización e incluso en los exámenes de selectividad la metodología es la misma que hace dos décadas. Ana Ayllón defiende que «la sociedad avanza y con ello todo tiene que ir avanzando». A su vez, también explica: «El gran error del sistema educativo - refiriéndose a los dirigentes políticos al mando de la Educación - es que le falta poner los pies en la tierra, ya que si haces un Hospital, tienes que hablar con los médicos».  


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