Florentino Pérez, durante una de sus intervenciones. Fuente: ABC
Recuerdo cuando el Oporto ganó la Champions allá por el 2004. Esta misma mañana, lo primero que he hecho al levantarme ha sido contemplar con cierta melancolía un tesoro en forma de póster tan histórico como enigmático que tengo pegado justo al lado de la puerta de mi habitación. Valencia C.F. 1999. Hay ocasiones en las que una imagen te obliga a abrir los ojos sobre la realidad actual. Una sensación de rabia e impotencia empieza a asomar por mi cuerpo al ver que los valores del mérito y la igualdad se deshacen en pedazos gracias a uno de los peces gordos del país: el señor Florentino Pérez.
No recuerdo un presidente deportivo que haya generado más polémica y apatía en mis cortos años de vida que este sujeto en apenas tres días. Nos puede intentar vender la moto de que la nueva Superliga es el futuro, pero no nos trate como ignorantes. Su demagogia barata mejor que la emplee con el PSG para intentar rebajar el precio de Mbappé. Su estrategia es buscar que los ricos sean más ricos y los pobres más pobres. Punto y final. Y no me vaya a decir que si el Madrid participa en la competición no va a recibir favores arbitrales porque ya le conocemos lo suficiente para afirmarlo.
Por un túnel de silencio e incertidumbre caminan un sinfín de profesionales del sector con los que ha jugado suciamente para hacer realidad su caprichoso negocio. Deseo de todo corazón que los clubes involucrados recapaciten y se den cuenta del error tan grave que han cometido. Y si tienen dudas, que se pregunten: ¿Superliga o Florenliga?
0 Comentarios