Si os digo afición seguro que, inmediatamente, os vienen a la cabeza imágenes de grandes disturbios, agresiones o alguna que otra noticia de muertes relacionadas con el mundo del fútbol y, por ende, directamente vinculadas al radicalismo.
Los profesionales de la comunicación, tenemos la labor de mostrar a la sociedad todos y cada uno de los actos que afectan negativamente a esta, en cierta medida, tenemos un papel lúdico y concienciador, además del gran poder de denuncia que se nos ha facilitado con el fin de evitar que actos así sigan sucediendo en pleno siglo XX. Pero, tras una larga investigación, me atrevería a afirmar, que no todo es negativo.
La gran mayoría de personas desconocen los beneficios que los seguidores de un deporte tan conocido y especial como el fútbol pueden generar, tanto en el profesional, como en el propio aficionado, así que… si quieres descubrirlos, ¡acompáñame!
Orígenes
Los orígenes más remotos de lo que hoy en día conocemos como afición los podemos situar en la época grecorromana, allí las primeras manifestaciones deportivas con público se empezaron a dar entorno al año 79 a.C., un año antes de la construcción del emblemático Coliseo romano, arquitectura que podemos apreciar que ha sido el claro modelo a seguir para la creación de lo que hoy conocemos como estadios de fútbol.
Por aquel entonces, ya podíamos apreciar como nobles y plebeyos acudían a los circos y anfiteatros de la época para presenciar y disfrutar de los deportes más conocidos, como las carreras de caballos o la lucha de gladiadores. Durante los encuentros jaleaban, coreaban y aplaudían masivamente todos los movimientos, triunfos y derrotas de quienes allí competían.
Siglos más tarde situamos oficialmente el origen de lo que hoy entendemos por fútbol. Su creación es atribuida a Inglaterra, país que reglamentó el juego en 1863 a través de la Football Asociation (FA), la primera asociación de fútbol. El deporte se fue extendiendo y dándose a conocer y esto derivó al fanatismo y a la aparición de los seguidores.
Las primeras manifestaciones, algo más verosímiles a lo que hoy conocemos como hinchas de un equipo de fútbol, también aparecieron en este mismo país entorno a los años 60. Aunque, tiempo antes, allá por 1912 tuvo que ser suspendido un encuentro entre Liverpool y Manchester United a causa de la aparición de un nuevo fenómeno: el hooliganismo.
No fue hasta el Mundial de 1966, en Inglaterra, cuando este fenómeno se dio a conocer de forma excesiva, todo gracias a una multitud de jóvenes aficionados al fútbol que decidieron acudir a los alrededores de los estadios en los que se disputaban estos encuentros con el fin de pelear, dejando a un lado el fútbol. “La gente que promueve este tipo de comportamientos o este tipo de actitudes, en el fondo no están allí como aficionados, utilizan eso como una excusa para dar salida a sus frustraciones o a su malestar”, afirma Rafael Alcaraz, psicólogo deportivo durante su entrevista.
A partir del año 2000, la presencia de los hooligans ya se había extendido por la mayoría de los países del mundo que, por aquel entonces, ya contaban con competiciones reconocidas como la ya mencionada Inglaterra, Rusia, Alemania, Italia o España. Además, las instituciones empezaron a sancionar este tipo de actos radicalistas.
Y junto con las instituciones, empezó a hacerse notable la labor de los medios, ya comentada anteriormente, una labor necesaria para evitar que estos actos vandálicos, siguieran sucediendo y dejasen de expandirse y de influenciar a más hinchadas. Pero, lamentablemente, las actitudes de este tipo de grupos radicalistas llevaron a que, el concepto de afición y los conceptos de disturbios, agresiones y violencia, se ligasen por completo a lo que hoy en día llamaríamos aficionado general, y, ahora más que nunca, es necesario que este tipo de comportamientos se desliguen lo antes posible del deporte, recalca Alcaraz.
Buceando un poco más en el tiempo y aproximándonos a la actualidad deportiva, encontramos una serie de iniciativas que se llevaron a cabo allá por el año 2012, con la intención de desligar, como ha comentado Alcaraz, este tipo de actos de lo que es el deporte y el aficionado general que compra su entrada o abono para disfrutar del partido o de la temporada de su equipo, aficionados que, en la mayoría de los casos, según una encuesta realizada, acuden a estos acontecimientos con sus familiares, hijos, padres, nietos…

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